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Cuando la ministra es un algoritmo: la lección para Colombia

  • Foto del escritor: Javier Urrea
    Javier Urrea
  • 17 sept
  • 2 Min. de lectura

Hace pocos días, Albania sorprendió al mundo con una noticia muy innovadora: el primer ministro nombró a Diella, una inteligencia artificial, como “ministra” virtual encargada de supervisar todas las licitaciones públicas. La apuesta es clara: usar algoritmos para reducir la corrupción y garantizar que los procesos de contratación se desarrollen con transparencia total.


La decisión ha despertado entusiasmo y escepticismo por igual. ¿Puede una máquina garantizar lo que durante décadas ha sido esquivo para gobiernos y sociedades enteras? Algunos aplauden el coraje de intentarlo; otros advierten sobre la necesidad de marcos legales, auditorías independientes y transparencia algorítmica para que la cura no resulte peor que la enfermedad.


Diella: Ministra de Albania creada con Inteligencia Artificial para combatir la corrupción
Diella: Ministra de Albania creada con Inteligencia Artificial para combatir la corrupción

Más allá del debate, lo cierto es que la inteligencia artificial ya entró en el corazón de la gestión pública. Y aunque Albania se ha convertido en el primer laboratorio político en hacerlo de manera tan radical, Colombia no está tan lejos de explorar caminos parecidos. Aquí también hemos visto cómo la corrupción se enquista en la contratación pública y, en particular, en la ejecución de obras de infraestructura.


Con esa realidad en mente nació LucIA, un chatbot con inteligencia artificial creado por Fit Ideas y Gobierna Bien. Su nombre no es casual: así como Diella significa “sol” en albanés, LucIA busca dar luz a la opacidad de la caja negra de los contratos y proyectos. Más que una herramienta, es una innovación que permite a la ciudadanía consultar información, resolver dudas y hacer seguimiento a obras públicas en lenguaje sencillo, sin necesidad de ser experto en leyes o ingeniería.


Ya se está probando con dos casos piloto: Hospital de Usme y Metro de Bogotá, donde LucIA responde cientos de consultas sobre avances, tiempos, costos y características de cada proyecto. El resultado de experiencia de usuario ha sido contundente: más del 90 % de quienes interactuaron con LucIA lo consideraron útil. No solo porque resuelve inquietudes de manera inmediata, sino porque reduce la necesidad de interponer derechos de petición o de caer en rumores e información falsa.


A diferencia de la “ministra digital” de Albania, LucIA no pretende reemplazar decisiones humanas ni convertirse en autoridad. Su valor está en algo complementario: acercar datos verificables a la ciudadanía, fortalecer el control social y democratizar la conversación sobre obras que impactan la vida cotidiana. Es decir, no desplaza instituciones, sino que las hace más abiertas y responsables frente a la gente.


«La corrupción no se derrota solo con discursos, sino con datos abiertos, algoritmos transparentes y ciudadanía activa.»

La lección de Albania es clara: la IA puede ser un actor central en la lucha contra la corrupción, pero solo será efectiva si va de la mano de transparencia, supervisión humana y participación ciudadana. En Colombia tenemos una oportunidad única de no limitarnos a aplaudir experimentos ajenos, sino de construir soluciones propias y adaptadas a nuestra realidad. LucIA es una muestra de que sí se puede innovar desde aquí, con rigor técnico y compromiso social.


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